María, Madre de la Iglesia, patrona de la Diócesis de Caguas

La Diócesis de Caguas celebra con toda la Iglesia, el 6 de junio, a su Patrona María Madre de la Iglesia. Es la advocación que el Papa san Pablo VI proclamó al final del Concilio Vaticano II, en la entrega de la Constitución Lumen Gentium, cuyo capítulo final precisamente se dedica a María en el contexto del misterio de comunión de la Iglesia.

En su discurso, san Pablo VI nos da las pistas para esta celebración, que recoge el icono de María Madre de la Iglesia, pintado magistralmente unos 25 años atrás por el entonces canciller diocesano, P. Daniel Cronin. Allí, una María de rostro trigueño y boricua, de mirada confiada, sostiene en abrazo maternal la barca de la Iglesia.

En el mensaje del Papa se lee:

“Para gloria de la Virgen y consuelo nuestro, proclamamos a María Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, así de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa, y queremos que de ahora en adelante sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este gratísimo título. [Ella es] …modelo de la plena asimilación de la doctrina de Cristo y de su caridad, para que todos los fieles… se sientan cada vez más firmes en la fe y en la adhesión a Cristo, y a la vez fervorosos en la caridad para con los hermanos, promoviendo el amor a los pobres, la adhesión a la justicia, la defensa de la paz…”. Y concluía san Pablo VI con esta oración:

Protege y asiste a los obispos en su misión apostólica, y a todos aquellos, sacerdotes, religiosos y seglares, que con ellos colaboran en su arduo trabajo.Tú, que por tu mismo divino Hijo, en el momento de su muerte redentora, fuiste presentada como Madre al discípulo predilecto… acuérdate de todos tus hijos; presenta sus preces ante Dios; conserva sólida su fe; fortifica su esperanza; aumenta su caridad. Acuérdate de los que viven en la tribulación, en las necesidades, en los peligros, especialmente de los que sufren persecución y se encuentran en la cárcel por la fe. Para ellos, Virgen Santísima, solicita la fortaleza y acelera el ansiado día de su justa libertad. Mira con ojos benignos a nuestros hermanos separados, y dígnate unirlos, Tú, que has engendrado a Cristo, puente de unión entre Dios y los hombres. Templo de la luz sin sombra y sin mancha, intercede ante tu Hijo Unigénito, Mediador de nuestra reconciliación con el Padre, para que perdone todas nuestras faltas y aleje de nosotros toda discordia, dando a nuestros ánimos la alegría de amar… A tu Corazón Inmaculado encomendamos todo el género humano; condúcelo al conocimiento del único y verdadero Salvador, Cristo Jesús; aleja de él los males del pecado, concede a todo el mundo la paz en la verdad, en la justicia, en la libertad y en el amor…

P. Feliciano Rodríguez

Coordinador diocesano de comunicaciones

Para El Visitante