Dios de la vida y de la historia,

en Jesucristo, tu Hijo amado, nos has revelado tu amor

y nos has llamado a ser discípulos y hermanos.

Cuando iniciamos este camino sinodal en la Diócesis Criolla de Caguas,

te invocamos y pedimos el don de tu Espíritu Santo.

Necesitamos contemplar la historia, leer los signos de los tiempos

y llenar nuestros corazones de fe y esperanza.

Nos urge abrazar la Cruz con determinación y pasión.

Hay mucho dolor y sufrimiento a nuestro alrededor,

y el calvario del País nos señala corrupción y muerte.

Por esto, invocamos tu Espíritu que nos reúna e ilumine;

que nos guíe por caminos de fraternidad y de justicia;

que convierta y transforme nuestros corazones

para que broten en los hijos de esta Iglesia Local

verdaderos esfuerzos de entrega, comunión, liberación y paz.

Que María, Madre de la Iglesia,

pedagoga del Evangelio y discípula por excelencia,

interceda para que se transforme nuestra agua en buen vino

para una historia nueva.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.